Una menor inflación anticipa una recesión en 2023

Los analistas ven una inflación decreciente, pero también el inicio de una recesión para 2023.

La tasa de inflación creciente vivida a lo largo de 2022 podría tener sus días contados el próximo año. Aunque esta podría dar paso a una recesión global, con una mayor incidencia en Europa. 

Estas son algunas de las principales conclusiones extraídas por el comité de inversión global de Nuveen Real Estate, a raíz del análisis realizado de los principales indicadores económicos para ofrecer sus recomendaciones de cara al próximo año. 

Según el informe elaborado por los propios consultores, en 2023 se espera un descenso de la tasa de inflación y una menor presión por las subidas de los tipos de interés. Sin embargo, aumentan los riesgos de recesión. “Nuestro escenario central contempla una recesión leve en Estados Unidos, aunque un entorno peor en Europa”, escriben. 

Desde la consultora apuntan a que ya se ha alcanzado la tasa de inflación más alta. La normalización del gasto del consumidor y una menor presión de los precios de los alquileres y de los salarios – principales desencadenantes de la inflación- motivará el descenso de la misma el próximo año. 

“Pero en un escenario de inflación decreciente, encontraremos una economía global todavía nutriéndose de una borrachera de reapertura post-pandemia, obstaculizada por costes de préstamos más altos y una disminución de los ahorros. Esto puede llevar a las empresas a reducir sus contrataciones – o sus plantillas-, lo que debilitará el consumo”, anticipan. 

Respecto al sector inmobiliario privado, prevén que la volatilidad continuará en el tiempo. Con un menor número de transacciones y una menor liquidez, “anticipamos que estamos entrando en una fase en la que la ralentización del flujo de operaciones y la escasa liquidez serán factores a corto plazo más relevantes que los fundamentales”.

De ahí que recomienden priorizar la deuda inmobiliaria sobre el equity. A este respecto, consideran que las mejores oportunidades están en el sector industrial y, en menor medida, en el de vivienda. Aunque se observan diferencias dependiendo de la región. En Estados Unidos, destacan las clínicas médicas; en Europa, las viviendas periféricas; en Asia, las residencias para la tercera edad; y en Australia, las residencias de estudiantes.