Sin miedo a la crisis. Así asumía Enrique Martínez Ballesteros la máxima responsabilidad de Fnac Iberia hace apenas un año, un momento en el que los primeros síntomas de la desaceleración económica comenzaban a ser visibles. Un reto añadido a la reestructuración en la compañía que daba lugar a la nueva división ibérica surgida de la fusión de Fnac España y Fnac Portugal, con el objetivo de duplicar el tamaño del negocio en los próximos cinco años.
Su aspecto delata su personalidad. Sencillez y cercanía, tímida sonrisa ante la cámara, reflejan una imagen entre pensador ilustrado, que sabe y le gusta lo que hace, e incansable trabajador que exige y se exige mucho. Sus palabras confirman lo intuido. Enrique Martínez disfruta en y con su empresa a la que se considera adicto. “Son muchos los que se consideran adictos a Fnac” presume, consciente de que se trata de un concepto único, que muchos buscan imitar.