Menos del 1% de los residuos textiles en Europa se reciclan

Se requiere una inversión total de 6.000 y 7.000 millones de euros para 2030 en toda la cadena de valor.

La industria de la moda genera anualmente 7,5 millones de toneladas de residuos en Europa, con porcentajes bajos en reciclaje, menos del 1% del total de prendas desechadas se utilizan para producir nuevos textiles y sólo el 30% -35% se clasifican. Cada europeo produce de media más de 15 kilos de residuos al año, cifra que crecerá hasta los 20 kilos en 2030 (+30%). 

La mayor proporción de los desechos (el 85%) se produce en hogares privados y corresponde a prendas de vestir y productos textiles para el hogar. De ese volumen, actualmente se recicla menos del 1% dentro de los 27 países de la UE y Suiza. Más del 65% se transportan directamente a vertederos o se incineran, según datos extraídos del informe de McKinsey & Company ‘Scaling textile recycling in Europe: turning waste into value’ (‘Escalando el reciclaje textil en Europa: creando valor a partir de los residuos’, en español).

Los expertos de McKinsey & Company señalan que si “se utilizara todo el potencial técnico y se recogieron más textiles, entre el 18% y el 26% de los residuos podrían reutilizarse para la fabricarse nuevas prendas ya en 2030”. El reciclaje escalado de textiles, continúan, “no sólo reduciría las emisiones de CO2 en 4 millones de toneladas, sino también crearían una industria rentable con unos 15.000 empleos en Europa y un potencial mercado de entre 6.000 y 8.000 millones de euros de ventas”.

La tasa podría aumentar al 50%-80% para 2030

En la actualidad, se recoge y se recicla un tercio de toda la ropa posconsumo, ya se para la venta, ya sea para la venta como artículos de segunda mano o como productos textiles reciclados en bruto (trapos industriales o materiales aislantes, entre otros usos). Menos del 1 por ciento de este material se recicla para recuperar o reaprovechar las fibras componentes (algodón, poliéster, etc) para nuevas prendas.

Según el informe de McKinsey & Company, la tasa de reciclaje podría aumentar entre un 50% y un 80% para 2030, lo que aumentaría la producción de prendas, estando en un 18% y un 26%. Este incremento requiere del “reciclaje de fibra a fibra, en el que las fibras textiles se transforman en nuevas fibras para ropa, es la manera más sostenible de generar algo nuevo y de valor a partir de los desechos”. 

Desafíos en la recogida de residuos textiles

Esta evolución hacia una economía circular en la industria de la moda se ve facilitada por nuevas tecnologías, como el reciclaje mecánico del algodón (ya establecido); transformación innovadora en fibras viscosa y el reciclaje químico para la reutilización de poliéster (en etapa de prueba).

A pesar de esta realidad, la recogida y la preparación de artículos antiguos sigue estando plagado de desafíos importantes. Los residuos deben clasificarse utilizando criterios de calidad, botones y cremalleras retirados, explican en el informe, añadiendo que “las composiciones de fibra claramente identificadas”. De hecho, muchos productos compuestos de fibras mixtas plantean un problema para el reciclaje de fibra a fibra “para el que aún no existe una solución”.

Inversión de toda la industria

En ese sentido, se requiere una inversión por parte de toda la industria para escalar tecnologías y procesos de reciclaje de ciclo cerrado que permitan a las empresas reducir su impacto medioambiental. “La madurez de las soluciones tecnológicas es uno de los factores más relevantes para escalar en este tipo de soluciones”, señalan. La ampliación del reciclaje de ciclo cerrado podría ayudar a reducir el impacto ambiental de la moda a nivel de materiales.

Para apalancar todo el potencial del reciclaje de textiles, se requiere para 2030 una inversión total de 6.000 y 7.000 millones de euros en toda la cadena de valor, incluyendo la recolección, clasificación y construcción de centros de reciclaje. “Esta inversión en reciclado de fibra a fibra es valiosa no sólo por razones de sostenibilidad; se crearían nuevas y valiosas materias primas durante el reciclaje, lo que permitiría una mayor producción textil en Europa y crearía un valor adicional para la industria”.