El proyecto OVOVAL suma más apoyos en la Comunidad Valenciana

Esta iniciativa busca convertir los huevos rotos en materias primas renovables para la industria del calzado y la cerámica.

La Comunidad Valenciana cuenta con 77 granjas de gallinas ponedoras y genera alrededor de 2.300 toneladas al año de huevos rotos, un biorresiduo de difícil gestión. Es la cuarta región española productora de huevos, con un 9,8 de la producción (110.817 miles de docenas), según datos del informe ‘El sector de la avicultura en cifras’ del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Con objetivo de investigar cómo transformar los huevos de gallina que se rompen en lso centros de embalaje, en recursos renovables, se han unido la Asociación Avícola Valenciana (ASAV), la Unió Llauradora i Ramadera y el Instituto de Tecnología Cerámica (ITC-AIC) al proyecto OVOVAL, que trabaja para convertir estos residuos en materias primas renovables para calzado y cerámica. 

Aunque en ocasiones, los huevos rotos se utilizan como compost o abono, lo habitual es que se entreguen a un gestor autorizado, con el elevado coste económico que esto supone. El coste de gestión de estos subproductos animales en la Comunidad Valenciana, oscila entre los 60 y 150 euros la tonelada, dependiendo de la localización de la granja y del volumen generado. 

Beneficios

Por ello, el proyecto OVOVAL propone una solución integral basada en un modelo de economía circular que permita transformar este bioresiduo en recursos renovables para el desarrollo de bioproductos y biomateriales de alto valor añadido para diversas aplicaciones industriales. Con la cáscara, “obtenemos bio-carbonato cálcico, un material que se podría emplear como submateria prima en la composición de fritas para baldosas cerámicas o para la fabricación de suelas de calzado”. 

Por otro lado, con la parte proteica del huevo (clara, yema y membrana), “se podrán producir nuevos bioproductos de contenido proteico para el desarrollo de biopolímeros para la industria del cuero, o bioestimulantes basados en aminoácidos libres, de gran interés en la actualidad para reducir el gran impacto ambiental generado por el uso de fertilizantes sintéticos, así como en el desarrollo de cultivos ecológicos”.

El consorcio del proyecto OVOVAL lo constituyen dos centros tecnológicos, el de la cerámica (ITC-AICE), con amplia experiencia en la valorización de carbonato de calcio obtenido a partir de residuos de la industria primaria productora de huevos y su aplicación en la industria cerámica, así como el Centro Tecnológico del Calzado (INESCOP), con demostrada experiencia en la valorización de proteínas obtenidas a partir de subproductos animales para la obtención de biopolimeros y bioestimulantes.

También dos organizaciones profesionales, la ASAV, la cual genera el bioresiduo, y la Unió Llauradora i Ramadera, en representación del sector agrario, principal beneficiario y usuario de los productos generados, en concreto bioestimulantes proteicos.