La producción electrónica global crece, Europa se rezaga
La industria global cerrará el año con un 6,7% de ventas, mientras que en Europa el crecimiento se reduce al 1,6%.
La industria mundial de la electrónica y las tecnologías de la información (TIC) crecerá un 6,7% en 2025, favorecida por la tregua comercial entre Estados Unidos y China y el fuerte impulso de la demanda de semiconductores vinculada a la inteligencia artificial (IA) y la electrificación del transporte.
Así lo indica el último informe Industry trends – Electronics/ICT, julio 2025, elaborado por Crédito y Caución (Atradius), que subraya que la rebaja de aranceles entre Washington y Pekín, aplicada a productos como ordenadores, smartphones y chips, está dando estabilidad al sector.
Sin embargo, advierte de que la incertidumbre sobre la política comercial seguirá condicionando las inversiones, especialmente en componentes de menor valor añadido.
Mientras Asia y EE.UU. concentran la expansión más intensa, Europa avanza con mayor lentitud. Tras un retroceso del 1,1% en 2024, la producción de electrónica y ordenadores en la región crecerá apenas un 1,6% en 2025 y un 1,4% en 2026, reflejo de la debilidad de la recuperación industrial.
EU Chips Act: oportunidad y limitaciones
El análisis destaca la puesta en marcha de la EU Chips Act, con una inversión prevista de 43.000 millones de euros para impulsar la producción de semiconductores y reducir la dependencia de Asia. Bruselas aspira a lograr un 20% de la producción global de chips en 2030, aunque Crédito y Caución considera que ese objetivo es difícil de alcanzar debido a los mayores costes operativos frente a Asia y la limitada capacidad de subsidios en comparación con Estados Unidos.
Europa, además, concentra sus esfuerzos en chips industriales y automotrices, coherentes con su estructura productiva, lo que refuerza la resiliencia de las cadenas de suministro. Sin embargo, esta especialización puede dejar a la región —y a España— en desventaja en el campo de los chips de alto rendimiento, clave para la inteligencia artificial y los centros de datos, donde Asia y EE.UU. marcan el ritmo.