Hernández Jiménez, compañía con más de un siglo de historia vinculada al sector del ibérico, inicia una nueva etapa estratégica de la mano de la consultora Small.
El objetivo del proyecto es consolidar a la marca como una de las referencias “más reconocidas y valoradas” del mercado en un contexto de creciente competitividad y presión en la distribución. La iniciativa se produce en un momento de transformación acelerada para el sector del jamón ibérico, marcado —según trasladan desde el proyecto— por una mayor exigencia del consumidor, que ya no se limita a demandar calidad, sino que busca identidad, coherencia y valor.
En este escenario, Hernández Jiménez plantea una evolución orientada a reforzar su autenticidad y a mejorar su capacidad para competir “por diferenciación”, alejándose de la guerra de precios. La propuesta de Small se articula como un plan completo de evolución de marca que abarca desde la narrativa y la identidad verbal hasta el desarrollo de un nuevo sistema visual, la arquitectura de marca y su activación en los distintos puntos de contacto.
El proceso, explican, está diseñado para actualizar los valores históricos de Hernández Jiménez y traducirlos en una propuesta coherente y contemporánea, adaptada a las reglas del mercado actual. El reto es doble: construir una marca sólida para la distribución y, al mismo tiempo, aumentar su atractivo ante el consumidor final. La intención es elevar la percepción de valor y competir por posicionamiento y relevancia, más que por precio.
Dentro del planteamiento estratégico, el packaging se identifica como uno de los pilares más relevantes de la transformación, al considerarse un punto crítico tanto para el impacto en el lineal como para la experiencia en el hogar. La consultora sostiene que, en el escenario actual, un rediseño integral resulta clave para reforzar el valor percibido en distribución, elevar la presencia en el punto de venta y transmitir, de un vistazo, el carácter premium y la herencia de la marca.
La meta es que el envase trascienda su papel estético y se convierta en una herramienta de negocio capaz de competir con fuerza. En paralelo, el proyecto contempla el desarrollo de una nueva arquitectura de marca con el fin de aportar orden, claridad y jerarquía al porfolio. Se trata de una estructura pensada para facilitar el crecimiento sin perder cohesión, y para elevar la percepción de excelencia de los productos manteniendo consistencia en el conjunto.
Para Mar Hernández, representante de la nueva generación al frente de la marca, el paso responde a una lógica de continuidad: “En nuestra casa siempre hemos creído que la tradición sólo tiene sentido si se cuida, se protege y se proyecta hacia adelante. Evolucionar no significa dejar atrás lo que somos, sino darle el lugar que merece. Este trabajo nos permite honrar nuestro origen y, al mismo tiempo, prepararnos para competir con más fuerza que nunca”.
Por su parte, Roberto Ramos, CEO de Small, subraya el enfoque de la consultora sobre el legado: “Trabajar con Hernández Jiménez significa trabajar con una historia viva. El desafío no era inventar algo nuevo, sino revelar lo que ya estaba ahí: su carácter, su raíz y su manera única de entender el ibérico. Nuestro papel es ayudar a que esa verdad se exprese con claridad, coherencia y ambición, para que la marca pueda crecer sin perder su esencia”.