El Senado francés da luz verde a una “ley anti-Shein”

El Senado aprueba una propuesta que impone penalizaciones, restricciones publicitarias y obligaciones ambientales para regular plataformas como Shein o Temu.

Francia da un paso decisivo contra el modelo de consumo que representa la fast fashion. El Senado ha aprobado el 10 de junio una propuesta de ley destinada a limitar el auge de la moda “ultraefímera”, llamanda ‘loi anti fast-fashion’, especialmente dirigida contra plataformas como Shein, conocidas por comercializar miles de prendas a bajo coste y con alta rotación.

La iniciativa, impulsada por la diputada Anne-Cécile Violland y apoyada por el gobierno francés, fue adoptada por unanimidad. Así lo informaron el medio francés Le Monde y la agencia de noticias AFP, que han seguido de cerca el proceso legislativo. El texto contempla un paquete de medidas contundentes: desde la prohibición total de publicidad para este tipo de moda, hasta la imposición de ecopenalizaciones por artículo no sostenible que alcanzarán los 10 euros en 2030. Este último sistema de puntuación ecológica evaluará el impacto medioambiental de los productos según criterios como las emisiones generadas, el uso de materias primas y su reciclabilidad. Las marcas con calificaciones más bajas podrían enfrentarse a un impuesto de hasta 5 euros por prenda en 2025, que se incrementaría a 10 euros en 2030. La penalización no podrá superar el 50% del precio de venta al público.

Además, se sancionará a influencers que promocionen este tipo de productos y se exigirán a las plataformas obligaciones de transparencia y de información al consumidor sobre el impacto ambiental de sus compras.

El foco en Shein y el modelo “ultraexprés”

Aunque la ley afecta a todos los operadores de moda no sostenibles, el objetivo declarado del texto es el modelo que encarna Shein. Según datos de la agencia AFP, la plataforma con sede en Singapur lanza una media de 7.220 nuevas referencias diarias, frente a las 290 de H&M en moda femenina o las 50 en moda masculina. La ministra de Consumo, Véronique Louwagie, defendió que el texto busca “proteger el medioambiente y el comercio local”.

La senadora Sylvie Valente Le Hir, ponente del texto, subrayó que se pretende trazar una línea clara entre la “moda ultraexprés”, con fuerte impacto ambiental y sin anclaje territorial, y aquella “accesible pero arraigada”, que emplea en Francia y estructura su tejido económico.

Reacciones encontradas

Mientras que actores tradicionales del sector y organizaciones ecologistas han celebrado el texto como “ambicioso”, Shein lo ha calificado abiertamente como una “ley anti-Shein” que, según su comunicado tras el voto, podría “trasladar la carga de la sostenibilidad al consumidor” y reducir su poder adquisitivo. La empresa ha respondido con campañas públicas bajo el lema: “La moda es un derecho, no un privilegio”, y ha organizado concentraciones en ciudades como Saint-Denis y Béziers.

Por su parte, el Senado ha restablecido artículos clave que habían sido eliminados en comisiones, como la prohibición de publicidad y la fiscalidad ambiental. También ha añadido una medida inesperada: una tasa de entre 2 y 4 euros sobre los pequeños paquetes enviados desde fuera de la Unión Europea, que apunta a gigantes del ecommerce como Temu.

El proyecto de ley exime de las sanciones más severas a grandes marcas europeas como Zara, H&M o Kiabi. Esta decisión ha generado críticas por parte de organizaciones ecologistas, que acusan al Senado de haber rebajado el alcance inicial de la propuesta y perder una oportunidad para exigir mayor responsabilidad a toda la industria.

Próximos pasos

Para entrar en vigor, la ley deberá ser armonizada entre el Senado y la Asamblea Nacional en una comisión mixta paritaria prevista para el otoño. Además, la Comisión Europea ha sido notificada y podrá emitir observaciones sobre el texto, que podría generar debate jurídico en torno a su compatibilidad con la Constitución francesa.