España confirma su papel como invernadero de Europa

El 85% de las ventas del mercado hortofrutícola tenían como destino la Unión Europea.

España afianza su posición en el mercado hortofrutícola europeo con una producción que alcanza los 34 millones de toneladas y un superávit comercial de 3.895 millones de euros. 

Según el Informe Sectorial sobre frutas y hortalizas 2025, elaborado por Agrifood Comunicación y AgroBank, entre septiembre de 2024 y mayo de 2025, la modalidad de invernadero alcanzó una facturación récord de 4.262 millones de euros y un saldo exterior positivo de 3.895 millones, con alrededor del 85% de las ventas dirigidas a la Unión Europea. La base productiva, cercana a las 60.000 hectáreas, permite sostener calendarios de recolección amplios y garantizar el suministro durante todo el año.

La hortaliza al aire libre mantiene también un balance favorable, con un superávit exterior de 2.367 millones de euros en el mismo periodo, gracias a la diversificación de calendarios y destinos, que han amortiguado el impacto de cosechas más cortas.

El análisis refleja igualmente la relevancia de otros subsectores. En cítricos, la campaña 2024/25 se sitúa en torno a los 5,95 millones de toneladas, con precios que superan la media reciente y con Comunitat Valenciana, Andalucía y Murcia como principales áreas productoras. Los frutos rojos refuerzan su peso exterior con 378.000 toneladas y 1.873 millones de euros en ventas, mientras que melón y sandía cerraron 2024 con un superávit próximo a 740 millones de euros. 

También destacan la uva de mesa, que prevé 320.000 toneladas en 2025, y el plátano de Canarias, con unas 425.000 toneladas en 2024 y un enfoque centrado en el mercado nacional.

El ejercicio 2025 está marcado por cotizaciones firmes en productos clave. El tomate alcanzó picos de hasta 120 €/100 kg en julio, por encima de la media quinquenal. El melocotón mantuvo precios estables en la semana 34 tanto en España como en la UE. La patata, por su parte, cerró la campaña 2024/25 a 54,64 €/100 kg, lo que supone un incremento interanual del 21%.

Este comportamiento ha servido de colchón frente al aumento de los costes de cultivo, energía y logística, lo que ha permitido sostener márgenes, informan sus autores. 

De cara al final de 2025 e inicios de 2026, el mercado apunta a una oferta más equilibrada en hortalizas de otoño-invierno y a una demanda estable en la UE. Se abren oportunidades en segmentos de mayor valor añadido, como calibres específicos, categorías premium, sostenibilidad y residuo cero.

El sector deberá, sin embargo, afrontar retos estructurales: volatilidad climática, necesidad de una gestión hídrica avanzada, competencia extracomunitaria, tensiones logísticas y costes elevados en un entorno regulatorio más exigente.

Entre las palancas de crecimiento señaladas por el informe destacan la tecnificación de los invernaderos, la diversificación de destinos, el desarrollo de marcas y certificaciones, la mejora varietal en berries, tomate y uva de mesa, y el uso de datos y sistemas de predicción para sincronizar oferta y demanda.