BEBIDAS ALCOHÓLICAS, TIEMPO DE RESACA

Según datos de la Federación Española de Bebidas Espirituosas (FEBE), el sector cerró 2009 con un descenso del 12% en su facturación, lo que, sumado al retroceso del 11,2% registrado un año antes y a la bajada del 10% estimada para 2010, hace prever “sequía” para las ventas y “resaca” para los fabricantes.

Hasta 2007 el consumo de bebidas alcohólicas se había mantenido estable, con ligeros retrocesos, que no iban no más allá del 1% ó el 2%. El balance 2008 rompió la tendencia y registró la primera gran caída. Un año después, el consumo encadenaba seis ejercicios consecutivos a la baja.

Factores externos
El peso de las bebidas espirituosas es importante en el conjunto de la economía española. Representan en torno al 0,46% del PIB nacional y generan cerca de 170.000 empleos (directos e indirectos). Sin embargo, en estos momentos, el sector se encuentra influenciado por factores externos que condicionan su evolución. La progresiva pérdida de consumidores en bares y locales de ocio; el cierre de establecimientos; el endurecimiento de la penalización del carné por puntos o la subida del IVA en julio, han gravado aún más la venta de este tipo de bebidas, que ya sufren la presión de impuestos especiales. A ello hay que añadir la menor afluencia de turismo a nuestro país y por consiguiente un menor consumo. Las bebidas alcohólicas representan más del 12% del gasto de los extranjeros que nos visitan cada año, lo que supone un impacto superior a 3.000 millones de euros para la economía nacional.

Supers al alza
La crisis está cambiando los hábitos de los consumidores, en una vuelta de tuerca que afecta principalmente al canal horeca. El presupuesto familiar se recorta en todo aquello que parece prescindible, como el ocio extradoméstico, donde entran las bebidas en bares y restaurantes. Así, aunque las tres cuartas partes de los españoles asegura que prefiere “beber” en compañía, con amigos o familiares, y fuera del propio domicilio, lo cierto es que ahora bebemos más en casa y menos fuera de ella. Una circunstancia que está beneficiando a la gran distribución, que aumenta su peso en un mercado, controlado tradicionalmente por la hostelería (70%).

Supermercados e hipermercados se han visto favorecidos por la demanda en el hogar. Los acuerdos establecidos entre fabricantes y cadenas como Carrefour, El Corte Inglés, Makro o Alcampo, ha llevado hasta los lineales atractivas propuestas de cócteles, basadas en el concepto “ready to serve” para el canal doméstico, en formatos de 700 ml. Pero, pesar de ello, la distribución tampoco ha podido escapar a la contracción generalizada de las ventas y ha registrado una reducción del 2,8% en valor para el mercado total de espirituosas, situado en apenas 1.000 millones de euros, de acuerdo con los últimos estudios realizados por IRI (marzo’09-marzo’10). La buena noticia es que el consumo ha crecido casi un 2% (1,7%), hasta superar los 80 millones de litros en el periodo analizado.

MDD, ventaja competitiva
Otra de las grandes favorecidas por el contexto económico ha sido la marca del distribuidor. Hasta ahora, la MDD había tenido una escasa representatividad en un mercado marquista, donde los compradores de spirits buscaban la calidad de la marca o el proceso de la elaboración de cada bebida, sobre todo en segmentos Premium. Poco a poco, algunos de estos consumidores contemplan la posibilidad de consumir más barato, buscando precio y conveniencia.

De hecho, en productos como el whisky, la marca del distribuidor ha elevado su participación durante el último año en hipermercados y supermercados, pasando del 9,7% al 10,4% en valor y del 18,5% al 19,8% en volumen Por su parte, en el grupo integrado por ron, ginebra, tequila y vodka el aumento ha sido aún mayor, del 8.6% al 11,1% en valor, y del 17,7% al 22,4% en volumen.

En licores y cremas el avance de la MDD ha sido espectacular en el último año, ganando cerca de cuatro puntos porcentuales (3,7) en valor, que ya alcanza más del 14%, y sumando más de cinco puntos enel volumen, que ya ronda un cuarto del mercado (22,7%).

Whisky versus licor
Por segmentos, el whisky continúa llevándose la parte del león, con más de 23,5 millones de litros, comercializados en libreservicio, en el último año, por un montante superior a los 315 millones de euros. No obstante, sus niveles han caído con retrocesos del 2,5% y 4,6%, en demanda y gasto, respectivamente.

Por variedades, el whisky escocés sigue mandando en el conjunto con participaciones que superan el 82%, aunque se empiezan a observar desviaciones de la demanda hacia el producto nacional, de más bajo precio y fabricación local.

Influenciadas también por el descenso general del mercado, aparecen otras categorías como anís, pacharán y aguardientes, que suman un total de siete millones de litros, equivalentes a 57,60 millones de euros, lo que supone un descenso del 2,8% para esta familia, que concede un mayor protagonismo al anís y a las bebidas anisadas. Este grupo se lleva más de la mitad de las ventas totales y aumenta cuota, captando ya el 66% del volumen y el 61,6% del valor. Por el contrario, se acentúa el descenso de brandy y coñac, que roza el 8% en volumen y el 6,6% en valor, para un total de 10,6 millones de litros y 87,7 millones de euros, registrados en el último periodo.

Categorías que suman
Sólo dos divisiones de espirituosas han jugado a “ganar” en el tablero de la distribución organizada. Una de ellas es la sección compuesta por ron, ginebra, tequila y vodka, con una subida del 7,9% en el volumen, que ha sumado casi dos millones de litros más en el último año, hasta alcanzar los 25,9 millones y un incremento del 5,4% en las ventas, que se han situado en 318,6 millones de euros. Algunas de estas categorías son las preferidas por los inmigrantes que llegan a nuestro país. Tal es el caso del ron, cuyos niveles superan la mitad del mercado en valor (55%) y se acercan al 50% en consumo, subiendo desde el último año. La otra corresponde a licores y cremas, con aumentos, que bordean el 8,9% en volumen para un total de 13,4 millones de litros (desde los 12,3 millones anteriores) y 9,4% en valor, con más de 140 millones de euros (128 millones el año anterior).

Esta evolución ha recogido los frutos de la nueva cultura del cóctel, impulsada por los bares de copas, que ofrecen mezclas exóticas de licores y cremas, un consumo poco habitual en años anteriores. En este escenario, triunfan los licores que captan el 52,1% del volumen y el 48,8% de las ventas.

Atonía y concentración
La industria de bebidas espirituosas se ha caracterizado por su desarrollo internacional y su alto grado de concentración. Un perfil que ha cambiado de forma severa, condicionado por la crisis, que ha frenado los planes de expansión y los movimientos previstos en el sector.

Los operadores están en “dique seco”, a la espera de tiempos mejores, por lo que apenas se han registrado fusiones o adquisiciones tan habituales en otros ejercicios. Sólo unos pocos han conseguido avanzar, entre ellos Beam Global y Grupo Osborne. Este último ha sido uno de los más activos en el periodo 2008-2009 con la compra de 14 marcas de brandy y vino de Jérez a Pernod Ricard y la adquisición de Bodegas Domecq en 2009.

Por otra parte, se evidencia la concentración del mercado. Un proceso en el que los cinco primeros operadores arañan casi el 70% del total, porcentaje que se eleva al 90% si se incluyen los top 10 y se queda en algo más del 50% en la suma de las dos primeras empresas.

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